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Astrología Afectiva
Hay sensaciones que no puedes explicar, cambios que no puedes controlar, experiencias que no deberías perderte. Más allá de connotaciones negativas o positivas, sin duda hay acontecimientos que nos afectan. Pues bien, tal vez hay una explicación en el cielo.
El cielo y la tierra desde Uyuni, Bolivia. Copyright, 2022. Tatiana Herrera Rodríguez. Derechos reservados. Cuando aludo a una astrología afectiva no me refiero a una astrología que te habla acerca de tu futuro amoroso, aunque el amor también es uno de los muchos afectos que nos atraviesan. Llamo astrología afectiva a una manera de comprender, experimentar, sentir, interpretar y practicar la astrología. A una disposición humana hacia los astros. A una relación que podemos establecer con la luna, el sol, los planetas y los asteroides (y otros tantos cuerpos) a través de los sentidos. En otras palabras, a un vínculo entre el cuerpo humano y los cuerpos celestes.
Si ojeaste mi perfil, ya sabrás que transito entre la astrología y la antropología, así que siento un pulso interno de contar historias que tejen el ser/sentir/hacer humano con las posibilidades de tiempo y energía que marcan los astros en el reloj cósmico. Es muy simple, quiero contarte cómo el movimiento de los astros me ha afectado a lo largo de los años, qué afectos se movilizaron en mí y qué decidí hacer con eso. También contarte acerca de otros seres humanos, por supuesto…
En el vínculo entre los cuerpos terrestres y los cuerpos celestes hay una poderosa fuerza que evoco aquí como afectos, una categoría ampliamente explorada en las últimas décadas por las ciencias sociales y que ha sido catalizadora de varios estudios antropológicos y etnografías. Sin embargo, su significado se remonta a varios siglos atrás cuando el filósofo Baruch Spinoza, al elaborar su teoría de los afectos humanos, definió el afecto como “la potencia de obrar” de un cuerpo, como una capacidad y una potencia interna. Llevada a la práctica, esta definición colabora para comprender que podemos hacer más cosas en/con/a través de nuestros cuerpos de las que pensamos. Hay mucho más de lo que la sociedad te dio permiso de creer. Pero la clave está en disponernos a accionar desde lo que pide y puede nuestro cuerpo, y al mismo tiempo, desde lo que sugieren, proponen o activan los astros.
Con esta perspectiva no pretendo establecer una nueva corriente o escuela astrológica, ni más faltaba. Por el contrario, me nutro y sigo aprendiendo de las corrientes y posturas que me formaron en este saber ancestral, como la astrología tradicional, la astrología humanística y la astrología esotérica. Tampoco pretendo darte clases de astrología. Hay excelentes maestrxs, divulgadoras e influencers que te pueden enseñar sobre los signos del zodiaco y el significado de los planetas. No obstante, no está en mi alcance decir si podrías aprender algo de estas historias…
En cambio, anhelo compartir relatos personales, cercanos y reales que dan cuenta de cómo, desde mi muy situado punto de vista, funciona la astrología en esta vida terrenal, concreta y carnal. Mi intención es proponerte una visión que personalmente me ayuda a encarnar la astrología día a día. Vivo la astrología como un lenguaje simbólico, una forma de conocimiento práctico y una poderosa herramienta de transformación vital. Y aclaro algo: no me posiciono desde la “superación personal” o el “coach”, y no te vengo a decir cómo vivir, eso no es lo mío.
Decidí contar historias porque me anima escuchar las alegrías, tristezas, gozos y padeceres de las personas que tengo cerca. Muchas de ellas no saben de astrología o no les interesa saber. Sin embargo, siempre hay tránsitos de astros en el cielo que, ellas sin saberlo y yo sin decírselos, podrían estar causando ciertos movimientos internos en su cuerpo y catalizando cambios importantes en sus vidas. Mientras era estudiante de astrología hubiese querido escuchar cómo se sentían las personas a mi alrededor, por ejemplo, con tránsitos tan poderosos, oscuros pero transformadores como el de Plutón por Capricornio desde 2008, un tránsito que personalmente me sacudió en los últimos 15 años de vida. ¿Cómo lo encarnaron otros?, ¿has reflexionado cómo ha cambiado tu vida desde la debacle económico de ese año?
La astrología que vivo parte de la interpretación de los símbolos pero no se reduce a ello. Pasa por el reconocimiento de la encarnación de los arquetipos de los planetas, por ejemplo, de experimentar a Mercurio en el día a día, de saberme mensajera (una de las cualidades de este dios mitológico) en mi propio entorno, de darme cuenta que mi forma de aprender el mundo pasa por lo emocional. O reconocer cómo encarno a la diosa Afrodita, representada por Venus en una carta natal, cuando me enamoro de alguien, cuando deseo algo, cuando estoy dispuesta a recibir… Bueno, aquí hay que saber algo de mitología así que te invito a investigar. Pero esta astrología va más allá, pues, luego de interpretar y reconocer lo que encarno, me dispongo a jugar con los símbolos y arquetipos para hacer cambios o mantener realidades. Yo decido.
Probablemente Afrodita, Museo del Ágora de Atenas, Grecia. Copyright, 2023. Tatiana Herrera Rodríguez. Derechos reservados. Y quiero contarte qué pasó cuando me dispuse a comprender la astrología. Entre todo lo que he aprendido, reflexioné acerca de mi capacidad de comunicar. Me enredaba al momento de expresar ideas, transmitirlas y defenderlas de manera verbal. Incluso, creo que no las tenía tan claras en mi mente para poder transmitirlas. Además, sufría de pánico escénico. Era un verdadero sufrimiento. Odiaba hablar en público, y específicamente hablarle a cierto público, al académico. También me sentía incómoda en ciertos grupos sociales de colegas o amigxs. No! era muy agotador tratar de encajar. Después conocí mi carta natal, esa foto que se toma del cielo en el momento exacto del nacimiento, y mientras desmenuzaba su lenguaje simbólico noté que había una configuración de puntos matemáticos y cuerpos celestes que me hablaban de un dolor profundo acerca de mi expresión personal. Y tuve uno de esos aha moments.
Profundicé en el estudio de la constelación de Géminis en el zodiaco, del arquetipo del planeta Mercurio, del lado oscuro de la Luna que en astrología identificamos como Lilith y del asteroide Quirón que significa, entre muchas cosas, la herida y la medicina. Esos arquetipos en mi carta natal me explicaron por qué tenía tanto miedo de hablarle a las personas. Me daban pistas acerca de mi manera de comunicarme, del dolor al creer que era incapaz de poder expresar ideas y de lo furiosa que estaba porque los demás no me entendían. Me extenderé en estas revelaciones después…
Parece que todo esto es muy autorreferencial, ¿verdad? Me disculpo amable lectora o lector, pero precisamente esta es mi propuesta: hablarte de astrología a través de mi historia personal tejida con otras historias personales… Tal vez te identifiques o no. De cualquier forma lo que quiero es sacar partido de mi relato para mostrarte cómo astros y cuerpo se disponen para mover capacidades y potenciales que están pulsando en nuestro interior. A mi juicio, si somos lo suficientemente valientes para aceptar, vivir y atravesar los cambios que nos propone el universo, logramos movilizar poderes internos y hacer cosas en esta tierra. Al mismo tiempo, desde una perspectiva autoetnográfica (acudiendo a mi lado antropológico), espero recordar y sacar a la luz acontecimientos (sutiles o radicales) que han trazado y siguen trazando trayectorias vitales.
Pronto te relataré historias sobre Géminis, Mercurio, Lilith y Quirón en un área de vida que en la que pude anularme pero decidí rebelarme para contarte un poco más sobre esta astrología afectiva.
Gracias por leerme hasta aquí.